
SUERTE INDISCRETA
FERNANDO NUEVO
INT. NOCHE. APARTAMENTO.
Un hombre de mediana edad y engominado está acostado en la cama con una preciosa joven. El hombre se viste con un traje impoluto mientras la joven se enciende un pitillo.
HOMBRE
Aquí tienes, guapa. (le da un fajo de billetes) Estaré fuera por un tiempo; ya sabes cómo funcionan los negocios.
JOVEN
Entonces es posible que no volvamos a vernos. Voy a retirarme muy pronto.
HOMBRE
¡No! Es una verdadera lástima. No se encuentran chicas como tú fácilmente.
JOVEN
Lo sé, por eso te voy a hacer un pequeño descuento.
La joven aparta un billete del fajo y le da un beso, dejando la marca del carmín antes de devolvérselo al hombre.
EXT. DÍA. PARQUE.
Se ve un billete de 50 € enganchado a la pata de un banco. El viento se lo lleva volando hasta dar a parar en la zapatilla de un muchacho, Carlos, que está sentado junto a un amigo, Juan.
CARLOS (V.O.)
Joder, eso es como lo de mi amigo JuanRa, que estaba obsesionado con el número siete porque era el séptimo de sus hermanos y nació el 7 de julio. Cogió el cuponazo con la terminación en 7 y ganó 7000 pavos, tú.
JUAN
(bromeando)
Bueno, sí… Eso me huele a trola.
CARLOS
Te lo juro, tío. Además, se vino arriba y se apostó los 7000 pavos en el hipódromo.
JUAN
Y se hizo millonario, ¿no?
CARLOS
Qué va, quedó séptimo. (ríe)
JUAN
Estás tonto, eso es un chiste más viejo que Matusalén.
CARLOS
Te lo juro que le pasó a mi amigo JuanRa, tú; cuando quieras te lo presento.
JUAN
¡Anda, mira, 50 pavos!
CARLOS
¿No jodas? (coge el billete y lo mira con recelo) Es falso.
JUAN
Qué va a ser falso. Eso se llama envidia. ¿Vamos a ver el derbi? Te invito.
CARLOS
Vamos al casino y lo apostamos todo al 50, tú.
JUAN
Estás que sí… Sobre todo al 50.
INT. NOCHE. BAR.
Los dos chicos entran en el bar, repleto de merengues y colchoneros desperdigados y entremezclados.
CARLOS
(gritando)
¡Me pones dos cervezas y unas bravas!
Le da el billete de 50 € al camarero.
CAMARERO
¿No tienes un billete más pequeño?
Carlos le hace una mueca cuando la mitad colchonera del bar grita “¡Gol!”. Empieza a haber empujones entre unos y otros. Carlos y Juan apenas pueden ver el partido mientras tratan de beberse las cervezas.
CARLOS
Vamos, vamos… ¡Goooooool!
Carlos y Juan se abrazan, empujando a un culé que les devuelve el empujón, mandándolos contra una mesa repleta de forofos del Atlético que se levantan buscando bronca. La otra mitad madridista se enfurece y el bar se convierte en un ring repleto de luchadores. Los taburetes vuelan y las copas y ventanas se rompen por doquier. Carlos y Juan acaban tirados en el suelo, medio inconscientes.
INT. NOCHE. BAR.
El bar está desierto y destrozado. El camarero recoge con paciencia los taburetes mientras su hijo Luis barre los desperdicios.
LUIS
Mira que te dije que no pusieras el partido. Pero nada: “que sí, ya verás cómo hacemos la noche”.
CAMARERO
Joder, ¿tú crees que esto es normal? ¿Me estás diciendo que siempre que hay un derbi pasa esto?
LUIS
Pues no lo sé. Solo sé que había quedado con Clara para cenar y ahora le tengo que decir que se vaya a su casa, que tengo que recoger esta pocilga.
CAMARERO
También tú ya te vale. Invitar a tu novia a cenar al bar donde trabajas… Es un poco cutre.
LUIS
(enfadado)
¿Y con qué dinero la llevo a cenar fuera, payaso?
CAMARERO
Oye, un respeto. Toma, anda.
Le da un billete de 50 €.
Llámala y vete; ya me ayudarás mañana a recoger.
EXT. NOCHE. CALLE.
Clara espera en la calle escuchando música con los cascos. Luis llega por detrás y le da un susto.
CLARA
(enfadada)
Eres idiota. Menudo susto me has dado.
LUIS
(juguetón)
Tranquila, pequeña. ¿Qué pensabas, que te iba a atracar? ¡El dinero o la vida, señorita!
CLARA
(juguetona)
Elijo la vida… Ah.
Se lleva la mano a la cabeza, hace ademán de desmayarse; él la coge y los dos ríen. Se abrazan y se besan.
LUIS
Vamos, bonita, que te invito a cenar por todo lo alto. ¡Que hoy estoy forrao!
Un hombre corpulento, con las manos metidas en el abrigo, se acerca a la pareja sin que se hayan percatado de su presencia.
INDIVIDUO
(con sorna)
El dinero o la vida, señorito.
LUIS
(perplejo y sonriente)
¿Qué?
INDIVIDUO
He dicho que el dinero o la vida.
Saca una navaja del bolsillo.
Luis saca su cartera resignado y se la da.
INDIVIDUO
Móvil, reloj… todo me vale, señorito. Y la señorita también.
El individuo se acerca a Clara y la agarra del brazo mientras con la otra mano amenaza a Luis con la navaja. La huele y la mira fijamente. Clara mira al vacío, impávida.
LUIS
No tenemos nada más. Por favor.
El individuo se marcha sonriente, guarda la navaja y susurra: “Ciao”. Clara se echa a llorar y empieza a dar vueltas sobre sí misma intentando tranquilizarse. Luis se acerca a consolarla, pero Clara le rehúye.
CLARA
¿Qué ha pasado? Joder, ¿qué coño ha pasado?
LUIS
Son cosas que pasan, solo…
CLARA
¿Cosas que pasan? Casi me viola, joder, y tú no has movido ni un dedo.
LUIS
No ha sido para tanto… intenta tranquilizarte.
CLARA
No quiero tranquilizarme, joder. Si eso es lo que valgo para ti, puedes irte por donde has venido. ¿Qué clase de persona ve a alguien que quiere en peligro y no hace nada?
Clara se va corriendo. Luis, perplejo, empieza a enfadarse y da patadas contra la pared. Luego corre por las calles hasta llegar a un callejón donde se sienta, pensativo. A lo lejos oye a un señor cantando mientras bebe de una botella. Se da cuenta de que es el mismo que le ha atracado. Luis se levanta y se acerca envalentonado. Sin pensárselo dos veces, corre hacia el individuo y lo derriba. El individuo saca la navaja y forcejean. Sin saber muy bien cómo, Luis acaba clavándole la navaja; el individuo se desvanece en el suelo. Luis coge su cartera y sale corriendo. Vemos al individuo sangrando en el suelo mientras el billete de 50 € sale volando de su bolsillo.
EXT. NOCHE. CALLE.
Vemos a un vagabundo —el mismo de la primera escena— de mediana edad, ajado, con barbas y desaliñado. Está sentado bebiendo una litrona. Llama a su perro, que está rebuscando en la basura. El perro trae lo que parece una cartera ensangrentada. El vagabundo chequea la billetera y encuentra un billete de 50 € con una mancha de carmín. Desquiciado, tira el billete y, como si estuviera poseído, empieza a deambular sin mesura.
FUNDIDO A NEGRO. Se oye el frenazo de un coche.